Reflexiones sobre la maternidad

Reflexiones sobre la maternidad

Suena a cliché eso de que un hijo te cambia la vida, bla bla blá. Pero vivir la experiencia es comprobar que se cumplen los clichés a cabalidad. Esa experiencia conlleva reflexiones importantes para las mujeres que están pensando en meterse en esta montaña rusa eterna. Así que aquí van algunas de las que me zumban en la cabeza después de más de dos meses del nacimiento de mi hijo Benjamín:

  1. Ahora entiendo por qué las embarazadas se tocan tanto la barriga. En definitiva no es para llamar la atención, es para corresponder a los movimientos de esa vida que crece dentro de uno. Uno no tiene muy claro cómo están ubicados allí dentro y cada vez que se reportan es un milagro que uno corresponde hablando, acariciando la panza o los dos al tiempo.
  2. Las mamás sí somos muy dramáticas. Pobres esposos, médicos y enfermeras, tener que repetir cada día el llanto y la preocupación de cada mamá por cualquier cosa que pase o deje de pasar con su bebé. Uno quiere hacerlo bien y cuando ve que no es así, realmente resulta frustrante. El llanto es compañero permanente de la primera etapa de aprender a ser mamá.
  3. Es cierto que vivimos cansadas. Y los papás también. Entender los horarios de los bebés, trasnochar cada día, preocuparse por cada llanto, amamantar, extraerse leche, luchar con la recuperación de una cesárea, el dolor de senos y a veces el de espalda, es una rutina para la que uno debería prepararse psicológicamente.
  4. Hay que asegurarse de que con la persona que uno tenga su hijo o hija, lo ame a uno de verdad. Porque no sólo tendrá que vivir todo lo anterior, deberá ver con ojos de amor que uno está gordo, con estrías, desarreglado y con pocas ganas de sexo. Deberá vivir con la peor parte de uno y aún así sentirse enamorado.
  5. Las cosas no siempre salen como uno quiere y hay que prepararse para eso. Uno se puede enfermar, puede que deba someterse a cirugía cuando se quería parto natural, puede que el bebé deba quedarse en cuidados prenatales unos días o que siendo pro lactancia exclusivamente materna, deba resignarse al apoyo de un complemento. Sea por la razón que sea, hay que ser lo más abiertas posibles y pensar en el bienestar del bebé y el propio.
  6. Uno se mama de los consejos. Todo el mundo cree saber de maternidad y todo el mundo quiere decirnos cómo hacer las cosas. No tenemos por qué hacer caso a todos. Decidimos ser mamás, no podemos hacerlo tan mal si lo que estamos haciendo es ponerle amor y dedicación a esa nueva vida. Así que hay que confiar en uno mismo, así sea la primera vez.
  7. Antes de tener hijos con alguien no sobra verificar su tipo de sangre. Cuando es diferente al de uno los pequeños pueden tener ictericia, que se produce por el exceso de bilirrubina. Eso nos pasó. Benjamín y yo tenemos diferente tipo de sangre, él heredó la del papá. Me imagino a la gente preguntándose ñoñamente en la primera cita: ¿cuál es tu tipo de sangre? A esta pregunta le podríamos agregar las de enfermedades familiares y antecedentes de hábitos; temas en los que uno nunca piensa.
  8. La legislación colombiana sigue creyendo que la crianza es responsabilidad femenina. La Ley María sólo le dio una semana a mi esposo, una sola semana para que ejerza su paternidad con un bebé prematuro que requiere contacto piel a piel y cuidados extras. Asumir la maternidad sola no es chévere y el hecho de poder hacerlo no quiere decir que sea el deber ser y que el papá tenga que asumir su rol en la distancia. Este es un tema decepcionante sobre el que vale la pena discutir.
  9. La exposición de la mamá al dolor, las enfermedades y la depresión es alta. Máxime si el parto debe adelantarse, el bebé debe estar en incubadora, con alguna sonda y con una cesárea que duele todo el tiempo. Entrar a la clínica con el bebé vibrando en la panza y salir sin él, es desconsolador. Por eso es importante vivir todo con las personas que uno ama, comer bien, hidratarse mucho y poner la mejor cara (aunque como la mía, esté inflamada y brotada). Somos blanco fácil de la depresión.
  10. Hay que hacer el curso psicoprofiláctico. De verdad es muy útil. Gracias a los tips que recibí, mis pezones no han sangrado ni se han agrietado. Además se comprende el proceso a profundidad, se valoran más algunas etapas, se hacen ejercicios de respiración benéficos para uno y el bebé y se previenen acciones que pueden dañarlo a uno o al chiquitín.
  11. No gaste plata en juguetes o ropa del bebé. Ahorre la plata para cosas claves que irán surgiendo y que uno no tiene presente. Las cositas llegarán en los baby shower, pero los parqueaderos, la gasolina, la lanolina, las copas para los pezones, las cremas para cicatrizar o las medicinas que requiera uno o el bebé, son prioridad. No nos dejemos obnubilar por las bellezas que se encuentran en las tiendas.
  12. Es verdad que uno no vuelve dormir una noche completa y para este agotamiento que se suma al del día, es importante contar con el apoyo de la mamá (sería lo ideal), enfermera, etc, que apoye el cuidado del bebé en las noches y el cuidado de uno en el día (alimentación, hidratación, aseo del hogar y relevo con el niño o niña).
  13. Lactar sí es posible. Es difícil, lento para algunas, pero no imposible. Así salga poco hay que insistir a diario con la succión del bebé y la extracción, hasta lograr sintonizar las necesidades de leche con la producción. Para algunas es más fácil que para otras, a unas les sale más rápido la leche o tienen menos dolencias al amamantar, otras debemos incluso tener complemento por la poca producción, pero todas deberíamos trabajar sin descanso para lograrlo. Con el apoyo de la lanolina, las copas, los remedios e instrumentos para aliviar los senos congestionados y doloridos, entre otras ayudas; podemos hacer realidad el sueño de darle a nuestros hijos el oro líquido y la nutrición que ninguna leche de fórmula del mundo les podrá ofrecer. Este sin duda ha sido para mí un sueño hecho realidad.
  14. Hay que llenarse de paciencia. Para algunas de nosotras no es fácil, primero por la personalidad que nos acompaña desde siempre y segundo, porque la paciencia sí o sí disminuye en la madrugada cuando uno está realmente cansado, con sueño y sin lograr entender por qué llora el bebé. Este punto está muy conectado con el de buscar apoyo. No nos creamos heroínas, este desafío es mil veces mejor vivirlo acompañadas.
  15. Un bebé es muy invasivo. Quién creería que un ser tan pequeño puede apropiarse no sólo del tiempo y la atención de uno, sino del cuarto, el baño, la sala, la cocina, etc. Así que hay que prepararse para reacomodar todo, pues ellos nos se conforman con una habitación. Los primeros meses que están con uno, son los dueños del cuarto de uno y hasta de la lavadora.
  16. Finalmente, y con toda la sinceridad del planeta: si decide tener un hijo o hija, que sea para dedicarle el tiempo que necesita para crecer en un ambiente de amor y sana crianza. Tener hijos para que los cuiden otros es un desgaste innecesario y pierde uno el disfrute de conocerlos, crecer y aprender con ellos. Un hijo es un proyecto igual o más importante que cualquiera de gran envergadura del que hagamos parte; es una vida moldeándose que depende de nosotros para evolucionar y que no pidió venir a este mundo. Así que si decidimos ser madres, seámoslo de verdad, con convicción y con tiempo. Que los hijos no crezcan queriendo más a las abuelas o niñeras. Ojo que esa es la realidad.
    Ser mamá es amar sin razón aparente, es un amor arbitrario que se repite y se repite cada día, una dicha cotidiana que busca constantemente cuidar y proteger. Si existe un Dios, definitivamente ese es el amor que debería sentir por nosotros: incondicional.
Por: Hope Fonts

Escritos del mismo autor: Mi signo del Sol, Viaje a la nada, FARC sin la A, un nuevo paso,  Un café para el alma, Ella. Sala de espera,una reseña. Carta abierta a Álvaro Uribe Vélez, Extraordinaria desnudez. A mis hermanos. Mi Ricardo Silva personal. Esperanza. El Secreto de las mujeres hogareñas. Internet, nuestra propia burbuja personalLos tiempos de los chupamediasUn homenaje a mi «agüelita». El lenguaje no sexista, un manifiesto. El dolor, una visión cerebral, La Política del entretenimiento. Sí, todavía sigo en la modistería. Los diálogos de Borges y Sábato, un bonito verano porteño, Retazos, Roma, una joya brillante y dolorosaNuestra postal, Race, otra reseña. Botero, un documental que todo colombiano debería ver

Un comentario en «0»

  1. Cuanta verdad en tus reflexiones y que nuestras hormonas hacen de las suyas y es ahí donde más necesitamos la comprensión y el amor de las personas que amamos .Un abrazo y bendiciones en esta hermosa etapa .

Los comentarios están cerrados

Entrada anterior Mi signo del Sol
Entrada siguiente Benjamín