A mis hermanos
Hagamos un acuerdo: perdonémonos siempre y procuremos que el otro sepa que no solo está en nuestra sangre. No importa cuán cursi suene y qué...
Hagamos un acuerdo: perdonémonos siempre y procuremos que el otro sepa que no solo está en nuestra sangre. No importa cuán cursi suene y qué tan irreal parezca. Perdonar es liberarse y abrigar al amor. Ser hermanos es tan arbitrario cómo vivir. Ninguno pidió estar aquí ni compartir; ninguno sabía a qué genios, estados de ánimo ni manías se enfrentaría; pero la maravilla de la infancia y la espontaneidad que nos regala, nos facilitó comprender, negociar y querer. De golpe en golpe y pelea tras pelea, alcanzamos la adultez. Y esa madurez nos trajo la simpatía, la complicidad y el...