En el Día Mundial de la Salud Mental, con base en los libros leídos el último año, hice una lista de cuatro recomendados para abordar temas antes pasados por alto, que valen toda la pena.
- La campana de cristal / Sylvia Plath
En un año en el que hablar de depresión o salud mental era tabú (1963), y en el que el machismo era la normalidad, Plath publica este relato ficcionado basado en su propia biografía. En él nos comparte la lucha que desde muy joven tuvo que vivir Esther en contra de la depresión. Nos cuenta cómo, aunque intentaba darle un sentido a su vida, se sentía oprimida constantemente por una campana de cristal agitándola en su «propio aire viciado». Ese mantra de «yo soy yo soy yo soy» solo nos recuerda esa búsqueda por evitar esa pérdida de identidad que desorienta a una víctima de depresión.
2. La melancolía de los feos / Mario Mendoza
Los libros que he leído de Mendoza, además de ser muy Bogotá urbana, abordan seguido el tema de la salud mental y las causas que generan este tipo de enfermedades. Lo leí en «Satanás», en «Lady Masacre», en «Leer es resistir» y ahora en «La melancolía de los feos». En este libro, que relata la historia de dos amigos de la infancia, uno deforme y enano, otro, con una familia disfuncional; nos cuenta cómo la salud mental de los dos está atrofiada desde niños por la exclusión y la violencia, pero también explica bien qué es la depresión, diciendo que en esta enfermedad no existe el yo, no hay sujeto, el yo está anulado de entrada. «No hay voluntad porque no hay una identidad dónde apoyarse… la muerte se ve incluso como una salida viable». Y uno entiende, comprende y empatiza.
3. La historia de los vertebrados / Mar García Pug
Este ha sido uno de mis libros favoritos de este año. No solo habla de la salud mental de las mujeres, sino de las mujeres madres. Mar parte de su propia historia, la lucha que significó quedar en gestación y luego el miedo constante, el terror permanente de estar enferma o de que algo le pasara a sus hijos. Pero además, nos comparte historias de otras mujeres que en diferentes momentos de la humanidad pasaron por crisis post parto y fueron tratadas como locas, con métodos como los electrochoques que, lejos de ayudarlas, las hundió más en sus propios miedos. La ansiedad de una mamá a veces es permanente y puede generar, como en ella, una hipocondria que la aleja de su círculo de apoyo, un círculo que, al contrario, debería estrecharse más para acompañarla en sus miedos. «Ni un átomo de este inmenso océano sois, hijos míos, y sin embargo de vosotros depende toda mi existencia».
4. Los suicidas del fin del mundo / Leila Guerriero
Leila es una cronista fantástica que logra con su pluma interesar a cualquiera en temas que nunca pensaría llegara a interesarse, tal es el caso de «Una historia sencilla» en donde nos lleva a una competencia de Malambo. Con «Los suicidas del fin del mundo» Leila visito un pueblo lejano de La Patagonia, Las Heras, en Argentina, donde cada vez más jóvenes se suicidan (20 jóvenes en dos años) y cuyas razones solo son suposiciones locales relacionadas con listas demoniacas. Sin embargo, y aunque Leila no nos da conclusiones ni razones, uno entiende, con los relatos que investiga, que la principal afectación a la salud mental de todos esos jóvenes es el sinsentido de un pueblo que no ofrece motivaciones, donde solo se mira al desierto y cuyo fuerte viento siempre pega con agresividad. Un aire que nadie quiere respirar y del que todos quieren salir. Los días pasan lentos y el tic tac del reloj no lleva a ninguna parte. Toda una reflexión sobre la salud mental de la juventud.
En definitiva, estos cuatro libros no solo nos sumergen en historias impactantes, sino que nos invitan a reflexionar sobre la salud mental desde distintos ángulos y experiencias. Desde la lucha interna de una mujer atrapada en la depresión hasta los desafíos invisibles que enfrentan madres y jóvenes en pueblos aislados. Cada obra nos recuerda la importancia de no pasar por alto estos temas. Leer sobre salud mental es también una forma de visibilizarla, de conectar y de abrir espacio a conversaciones que hoy son más necesarias que nunca.
Por: Hope Fonts