A todas aquellas mujeres sin nombre que no solo han soportado, sino prevalecido. A las que han madrugado silenciosamente cada mañana a romper paradigmas, a dejar atrás los abusos de estereotipos y los atrevimientos de los antiestereotipos. A todas las mujeres que no abanderan causas, no gritan, ni reconocemos en la calle: gracias. Por irradiarnos…