Y estaba ahí… mirando a la nada, la vista perdida con poco brillo en sus ojos, el humilde músico que se dispone a tocar su última pieza. Sí, la última, ya es el momento. Tan solo recuerda los tiempos de antaño disfrutando la exquisitez de los sonidos mezclados con el silencio, aquel lenguaje sin palabras que cuenta historias de amor, de alegría, de triunfo, de derrota. Tantos años y aún no comprende cómo puede causar tantas emociones este pequeño instrumento, tampoco puede olvidar esa sensación al terminar cada pieza musical cuando el público se pone de pie y aplaude; es el clímax del músico, es su momento de satisfacción. Pero esta es la última sonata, es tiempo de retirarse.

– ¿fuimos el dúo perfecto eh? –  le habla a su instrumento, aquel compañero inseparable con el que pudo exteriorizar todas sus ideas, con el que gritó sus tristezas, ese amigo que también está desgastado, un poco oxidado pero dispuesto a sonar una vez más… tan solo una vez más.

Es la hora. Se acerca al escenario y siente los nervios como si fuera la primera vez, respira profundo y levanta un poco la cabeza. Se sienta, alista su partitura y la melodía más hermosa de este mundo empieza a ser interpretada. El público está en silencio total, queda atrapado en tan bella melodía. Ya no es el músico con su instrumento, son uno solo, aquel hombre está hablando otro idioma, pero todos comprenden y disfrutan. Dejan que la música penetre cada rincón de su ser y finalmente el músico da sus notas finales.

El público queda en silencio, es un momento de tensión en el que la gente está acabando de asimilar lo que sucedió en ese lugar. Parece que pasaron horas, pero solo fueron unos segundos. La gente se levanta y aplaude como nunca, parece una lluvia, la ovación más grande que ha recibido este hombre, el agradecimiento por tan sublime obra musical. Sus ojos toman brillo, sonríe un poco, se levanta, camina hacia el público y hace la venia, todo su ser se revitaliza, la gente aplaude varios minutos y aquel músico toma su instrumento y se marcha comprendiendo que su momento, su mejor momento hasta ahora comienza.

Por: LYNX

Escritos del mismo autor: El otro mundo.