Voy surcando los campos del olvido

Con mi plumaje deteriorado entre las nubes ;

Ya a  lo lejos diviso las ruinas de un imperio  olvidado

El alma cansada de aquel árbol viejo,

La historia triste de nuestro pueblo.

Me enamoro en el aire de una bella golondrina,

Pero se marcha pronto hacia esos abismos

Donde el mar y el cielo caen en silencio,

Donde el arcoíris se convierte en ceniza.

¡Debo saber que es cierto!

Que vuelo en el cielo

Que levito en el infierno,

Que el desierto es mi planicie más cercana

Y la libertad una bizarra nube entre dos mundos.

Hoy me  quedaré en la montaña

Solitario entre la estepa,

Esperando que las liebres regresen

Amantes a su recodo;

Y alimentarme de su carne

Mientras mi pueblo me olvida.

 

Por P.P

Este poema obtuvo el tercer puesto en el Primer Concurso Memorias de Nuestro Pueblo: Homenaje a Oscar Leonardo Salas Ángel.

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