Es un día soleado como muchos en la isla de Cristal, llamada así por los enormes trozos de este material que la rodean desde tiempos inmemoriales, es un lugar donde se vive de la caza, la pesca y la extracción de materiales apetecidos por otros países.
Brand “el cazador de reliquias”, apodado así por la gente de isla Cristal por su capacidad para encontrar materiales exóticos para vender a otros países, sale en la búsqueda de nuevos elementos hacia la cueva del silencio.
No es una búsqueda fácil, en el camino existen animales salvajes y criaturas tenebrosas cerca de la cueva siendo el motivo para que pocos opten por la profesión de cazadores.
Brand conoce muy bien el camino, esta vez quiere conseguir piedras de sombra, un extraño material que se encuentra en lo más profundo de la cueva, siendo de gran valor comercial para los extranjeros. Camina lentamente, sabe muy bien sobre las plantas carnívoras que están cerca de la cueva, ellas no escuchan, pero sienten la vibración de los pasos, su respiración es muy lenta, ya falta poco, sin embargo, estando a unos metros pisa una rama seca alertando a las voraces plantas que despliegan rápidamente sus ramas hacia Brand. Afortunadamente su destreza es mayor, logra saltar, inclinarse luego rodar para librarse de su enemigo.
Finalmente, con su respiración agitada Brand entra a la cueva del silencio, aquel lugar que devora el sonido por completo, muchos han enloquecido en esa cueva negando su existencia al no escuchar ni sus propios latidos del corazón. Brand sigue su curso esta vez decide ir más allá, recolecta muchas piedras de sombra pero su instinto de cazador lo alienta a seguir hasta el final.
Por momentos Brand tiende a enloquecer no escucha sus pasos, su respiración, la cueva se hace más oscura, finalmente encuentra una luz al finalizar el túnel, ya puede escuchar sus pasos, los latidos del corazón, “nuevamente existo” piensa.
El lugar que encuentra al salir le parece algo familiar ve los cristales que rodean la isla pero de tono oscuro, no hay plantas ni animales salvajes, reconoce la roca gigante que se encuentra a lo lejos antes de llegar a su aldea, todo parece conocido y a la vez extraño, voltea hacia la salida y es exactamente igual a la entrada de la cueva. Decide entonces emprender el viaje hacia su aldea.
El camino sigue siendo el mismo, lo extraño, que del bosque solo quedan algunos troncos muertos, no hay plantas carnívoras, lobos salvajes, el lago donde habitaba la hidra venenosa estaba seco, como si el tiempo lo hubiese secado. Finalmente Brand llega a su aldea, todo está en su lugar, tal vez algunas personas desconocidas, las chozas un poco más acabadas, “supongo todo está normal por aquí” pensó Brand. Se dirigió hacia la casa del sabio anciano de la aldea, quería saber que había pasado con el bosque, con los cristales, con todo.
Brand saluda muy enérgico al anciano, con mucha confianza y este lo mira muy extrañado “¿quién eres?” pregunta el viejo.
“mmm tu voz me es familiar, tu aspecto lo he visto” responde el sabio anciano.
“deja las bromas para después anciano, tengo muchas preguntas importantes”.
“¡aah si!, me recuerdas a aquel chico intrépido, amable y feroz cazador de reliquias”
Brand se sintió extraño, un viejo hablaba de él en pasado, “tal vez mi existencia desapareció en la cueva” pensó.
Brand preguntó al anciano sobre aquel cazador de reliquias a lo que el viejo le contó la historia, de un chico temerario, gran cazador de objetos raros, que vivía con su madre, salía en las mañanas a cazar, recolectar, vender, y con eso sustentaba su hogar, pero un día su ambición de querer ir más allá de la cueva del silencio le costó la vida, nunca más regresó de aquel sitio, otros cazadores se aventuraron en su búsqueda, pero al caer en la locura regresaban corriendo y no volvieron a intentarlo.
Después del relato del anciano, Brand sale hacia su casa, en el camino se encuentra a su mejor amiga Lux maestra de la pesca, ella lo mira fijamente, sonríe por un momento y luego vuelve a estar seria.
-lo siento creí ver a alguien- dijo ella.
-¿A quién creíste ver?-
– me recuerdas a alguien, un ser importante, compañero de aventuras, habilidoso en su profesión. Una vez, fui a pescar mientras él recolectaba cristales de sueño y fui atacada por un insecto gigante, mis piernas no respondían del miedo, pero él cortó su cabeza de un solo tajo, solo sonreía y decía que no pasaba nada.-
– ¿no fue hace una semana? –
– lo recuerdo como si hubiese sido ayer pero… fue hace cinco años-
-tengo este medallón que me dejó con la promesa que se lo devolvería cuando regresara, pero nunca lo hizo-
Brand revisó en su bolsillo y se dio cuenta que tenía el mismo medallón, era muy extraño, tan solo siguió su camino a casa, un sitio humilde que estaba a pocos kilómetros del puerto, tal vez su madre lo reconocería, y le diría que estaba pasando.
Al llegar a su hogar, el cazador de reliquias entró buscando a su madre, pero algo extraño pasaba. Parecía un lugar abandonado, cubierto de polvo con un ambiente desolado, se dirigió a su cuarto y estaba desocupado, no estaba ni su cama ni sus cosas, luego fue al cuarto de su madre y estaba deshabitado, la cama cubierta de polvo, los cuadros y la cortina que siempre dejaba recogida para que entrara la luz, estaba cubriendo la ventana.
Salió de su casa aún más desconcertado, muchas preguntas sin responder, de repente se encuentra al mercader de reliquias, y pregunta por las personas que viven en aquella choza que parece deshabitada.
– ¿El cazador y su madre? ¡ah si!, el cazador murió al aventurarse en la cueva hace cinco años y dos años más tarde la madre del cazador murió envenenada. –
– ¿Envenenada dice? –
– ¡sí!, fue la primera víctima de la isla, después de que acabó la vegetación, la tierra se pudrió, todo empezó a morir de un extraño veneno que surgió de la misma tierra, la única cura era la hidra del pantano, pero también se extinguió, a la gente de esta aldea no le queda mucho tiempo, unos mueren rápido otros resisten más pero el resultado será el mismo dentro de poco-
– ¿por qué murió la vegetación en la isla?-
– Una vez desapareció el cazador de reliquias, todos los cazadores temieron entrar a la cueva a recolectar material y encontraron en la hidra un elemento para comercializar porque su veneno contrarrestaba la mayoría de otros venenos así que acabaron con toda la especie, poco después se descubrió que las hidras se alimentaban del veneno que produce el fondo de la tierra y mantenían el equilibrio natural de la isla, fue tarde -.
– Regresaré – dijo Brand
– ¿regresar? ¿a dónde? –
– A la cueva –
– ¿Acaso fuiste a la cueva?, nadie se ha acercado allí en años dicen que es la mismísima entrada al inframundo el veneno en ese lugar es más denso-
No soportó ver, como la gente padecía la epidemia y partió rumbo a la cueva, cuando se dirigía corriendo recordó unas palabras de su padre, aquel hombre que era un cazador de reliquias pero viajaba por el mundo entero, y que un día partió y jamás regresó “ el pensamiento humano es infinito, así mismo este mundo que parece terminar en algún lugar, posee conexiones a nuevos mundos inexplorados, así que emprenderé mi viaje más allá de lo que este mundo me pueda ofrecer”.
Lo entendió todo, existen lugares que conectan con otros, infinidad de mundos y solo hay que buscar la puerta. Brand corrió con todas sus fuerzas, atravesó el bosque muerto, el pantano seco, para llegar a la cueva del silencio, entró sin dudar corrió, el sonido de sus pasos desapareció, sus latidos no se escuchaban ni su respiración, solo pensó en avanzar, hasta que encontró de nuevo la luz, salió al mismo lugar, parecía que había andado en círculo, pero todo era diferente, no podía ver su aldea por la cantidad de árboles, las plantas carnívoras lo esperaban afuera, el sonido de los animales se escuchaba claramente, corrió hacia su casa, todo estaba en su sitio, su amiga Lux lo saludó “no tardaste mucho te devuelvo lo que te pertenece, estaba preocupada”, devolvió su medallón, Brand entendió lo que tenía que hacer a partir de ahora.
“Lux, voy a regresar a la cueva”, “¿estás loco? Si acabas de regresar de allá”, “¡así es!, pero esta vez te necesito, llevaremos algunas hidras y semillas, mucha gente nos espera al otro lado de la puerta”.
Es tan solo una pequeña historia sobre Brand, el cazador de reliquias, que se convirtió en el viajero de mundos quien siguió los pasos de su padre.
Por: Jhon Fredy Ramírez